Resumen de la presentación “Coyuntura económica nacional e internacional” a cargo de la responsable de asesoría económica de la UEU, Ec. María Laura Rodríguez Rios – 27/5/16
Mundo y tendencias:
El año comenzó con gran volatilidad y nerviosismo en los mercados por datos desfavorables de China y por el aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal (FED) de EEUU de diciembre. Sin embargo, el nerviosismo se disipó con la postura de la FED de aumentar las tasas de una manera más espaciada y con mejores perspectivas de China tras las políticas contracíclicas de su gobierno.
De acuerdo con los datos del FMI, las perspectivas de crecimiento se mantendrán estables en términos generales, aunque se presentan importantes diferencias según la región. Los precios de los commodities finalizarán este año en niveles inferiores en promedio en relación a los del año pasado. La recuperación que de las últimas semanas no se sostendría en el tiempo. El petróleo llegó a caer a niveles de US$ 27 en enero pero se recuperó hasta US$ 50 debido a una menor producción de shale en EEUU –algunos productores desistieron en niveles de precios tan bajos- y por la interrupción de la producción de otros países por distintos motivos. Se espera que el petróleo se mantenga en el entorno de US$ 60 en los próximos años, aunque depende de lo que decida la OPEP el 2 de junio. El litio está aumentando su precio por la demanda para baterías de autos eléctricos. Argentina, Chile y Bolivia tienen el 60% de las reservas del mundo según la USGS.
Según el Foro Económico Mundial, los principales riesgos que ven los empresarios para hacer negocios son diferentes según el país. EEUU y Japón tienen temor a ataques cibernéticos, en América Latina varios países temen por fallas en la gobernanza. Hay países como Nueva Zelandia en los que el riesgo es ambiental y en otros –la mayoría- el temor está centrado en temas económicos como las burbujas de activos, deflación o aumento de los precios energéticos (es el caso de Uruguay).
EEUU:
EEUU está creciendo a un ritmo de 2,5% y se mantendrá en niveles similares en próximos años. El resultado fiscal se ubicará en 3,4% del PIB este año y se prevé que se mantenga o profundice en próximos años, en tanto la deuda pública también se mantendrá en niveles similares en el entorno de 106% del PIB. Las tasas de interés crecerán a un nivel más moderado a lo previsto el año pasado y alcanzarán 2% entre 2017 y 2018. El gran tema de EEUU es la elección presidencial del 8 de noviembre. Los candidatos en principio son Donald Trump y Hillary Clinton. En cualquiera de los dos casos se tiende a un mayor proteccionismo, ya que ninguno está de acuerdo con los acuerdos comerciales, y seguramente a un mayor gasto. En el caso de Hillary un mayor gasto social y en el caso de Trump posiblemente en armamento, ya que se propone atacar al Estado Islámico. Las encuestas muestran un empate y en algunos casos a Trump en ventaja.
Unión Europea:
La UE continúa con un crecimiento lento, el Banco Central Europeo (BCE) bajó las tasas de interés de 0,05% a 0% y los bancos deben pagar para depositar su dinero en el BCE, es decir que las tasas de interés son negativas para incentivar los préstamos a las empresas. Uno de los problemas de la UE es que la inflación es muy baja y se teme entrar en deflación, lo que se explica principalmente por la baja de los precios energéticos. El Brexit, referéndum en Gran Bretaña por salir o no de la UE, es un riesgo para la UE aunque en principio ganaría la postura de quedarse. Según IHS el PIB mundial perdería medio punto porcentual si Gran Bretaña sale de la UE. Grecia pasó la revisión de su tercer rescate con éxito pero la llegada de refugiados está tensionando las relaciones entre los miembros de la UE. Por su parte, Rusia está lentamente recuperándose de la crisis pero crecerá recién el año próximo y los aumentos en las importaciones serán muy reducidos.
China:
China tuvo un comienzo de año turbulento, las calificadoras de riesgo colocaron su nota en perspectiva negativa y el yuan pierde protagonismo. Sin embargo, el gobierno logró estabilizar al mercado y aplacar el nerviosismo a base de medidas expansivas que implican mayor endeudamiento. Según opinan analistas del BBVA y del EIU, China aumentó sus probabilidades de un aterrizaje forzoso, que sería un crecimiento dos puntos porcentuales menor cada año llegando a un crecimiento de 4,3% en 2020, algo que generaría un gran impacto en el crecimiento mundial.
Brasil:
En Brasil el gobierno interino de Michel Temer podría continuar hasta el 1/1/19, dependiendo del resultado del juicio político a la presidenta Rousseff. Los nombramientos de ministros y presidente del Banco Central fueron pro mercado en busca del retorno de las inversiones. El canciller José Serra es anti Mercosur y ya propuso flexibilizar el bloque para firmar acuerdos por separado. El nuevo gobierno ya perdió un ministro, Romero Juca de Planificación, por su posible vinculación a temas de corrupción. Temer ya logró la aprobación de un tope del gasto público y se propone reducir los empleos públicos, reformar el sistema de pensiones, el impositivo y privatizar empresas públicas. Son metas muy ambiciosas para un plazo muy corto. Brasil viene de caer 3,8% el año pasado y se espera que este año la caída sea similar. Las tasas de interés están en niveles altos de 14,25% y si bajan no sería por más de tres puntos porcentuales. La inflación se mantiene en un entorno de 10% y el dólar se ubica en 3,55 pudiendo repuntar hasta 3,7, según la encuesta de expectativas del BCB. Si el gobierno logra la estabilidad y credibilidad será posible pensar en una recuperación de Brasil en 2017.
Argentina:
El año pasado les había presentado una lista de las tareas que debería emprender el nuevo gobierno argentino, acá las tenemos, algunas se han cumplido, otras están en proceso o pendientes. Argentina necesita recuperar los niveles de inversión para crecer y para eso necesita mejorar sus números macro, en particular la inflación. Para lograrlo el BCRA comenzará este año un ambicioso plan de estabilización con metas de inflación para pasar desde el 40% actual a 7% en 2019. El dólar en Argentina se mantiene estable y pierde competitividad. Además de las dificultades económicas surgen acciones políticas que no ayudan a recuperar la confianza, como ser la ley antidespido propuesta por el kirchnerismo y aprobada en el Parlamento, que fue vetada por el presidente Macri. Tanto organismos internacionales como privados proyectan un crecimiento de Argentina de al menos 2% para 2017.
Uruguay:
El gobierno uruguayo reconoció que el aumento del PIB será este año de medio punto porcentual, alineándose con la mayoría de los analistas. Además, ajustó las proyecciones hacia adelante a 1%, 2% y 3% para 2017 a 2019, 7 puntos porcentuales menos para todo el período en relación a las estimaciones presentadas el año pasado en el presupuesto. La interrogante es si la región se recuperará y la inversión avanzará en próximos años como para sostener esas tasas de crecimiento. Las expectativas empresariales se encuentran deprimidas, según el último informe de Deloitte se dio un fuerte deterioro en el clima de negocios y en la percepción de la situación económica frente a un año atrás.
Las exportaciones completaron 15 meses de bajas en bienes, el saldo comercial en servicios fue positivo y neutralizó el resultado negativo en bienes. En tanto, el saldo de cuenta corriente de la balanza de pagos fue negativo y la inversión –registrada en la cuenta capital- fue apenas positiva a diferencia de años anteriores. Esto muestra la necesidad de aumentar la inversión en el país. En materia de destinos China lideró el ranking de bienes, seguido por Brasil y EEUU. Analizando por sectores el mayor crecimiento se dio en la exportación de celulosa.
Siempre hablamos de los acuerdos comerciales que se están firmando entre países y la necesidad de Uruguay de participar en esos acuerdos para no quedar aislado. Pharos realizó un estudio para la Academia Nacional de Economía que muestra cómo Uruguay puede beneficiarse de firmar el TPP o el AP o algún TLC con países asiáticos en relación a no firmar (y que los demás firmen). El canciller Nin dijo recientemente que Uruguay paga cerca de US$ 600 millones para ingresar sus productos al mundo, imaginen que ese dinero pudiera invertirse en vez de utilizarlo en aranceles.
Para exportar más necesitamos competir mejor en el mundo, además de tener acuerdos comerciales. Si observamos la evolución del dólar en relación al comportamiento de la divisa frente a otras monedas del mundo, encontramos que Uruguay ha mejorado su performance. En lo que va de este año el aumento del dólar superó al de varios países generando un diferencial favorable a nuestro país. Sin embargo, el tipo de cambio real no ha mejorado sustancialmente y no ha recuperado la competitividad perdida en años anteriores. A su vez, tenemos un BCU más restrictivo, la cantidad de dinero aumenta cada vez a menor ritmo y sus intervenciones en el mercado –especialmente el año pasado- han evitado mayores subas y han implicado una reducción de reservas. En tanto, la inflación se mantiene en niveles cercanos a 10% y las expectativas relevadas por el BCU la mantienen en ese entorno para este año y proyectan un leve descenso a 9,2% en 2017.
Si miramos el índice de competitividad del Foro Económico Mundial vemos que mejoramos levemente en el último informe pasando de la posición 80 a 73 en el ranking mundial. En eficiencia en el mercado laboral seguimos en niveles muy bajos en el ranking y acá tenemos la comparación de algunos de los indicadores que componen ese índice de mercado laboral y vemos que con Argentina y Brasil estamos similar pero estamos mucho peor que Costa Rica o Chile, que están en términos generales en los primeros lugares de América Latina en el ranking. Siguiendo con el mercado laboral, la conflictividad viene con altibajos, según el informe de la Universidad Católica, la medición del año pasado fue la más alta desde el año 2000. La mayor parte de la conflictividad correspondió a salarios y los sectores más afectados fueron la educación y la construcción. En tanto, el empleo se está resintiendo, en 2015 se perdieron 28.000 puestos de trabajo y es de esperar que este año también haya una retracción.
En materia de cuentas públicas, la deuda bruta y neta medidas sobre PIB se mantuvieron estables en los últimos años y el riesgo país permaneció en niveles relativamente bajos. Sin embargo, las calificadoras de riesgo han advertido que de no reducir el déficit fiscal y la inflación, la deuda podría entrar en una trayectoria creciente que podría llevar a perder el grado inversor. Es por este motivo que el gobierno anunció un ajuste fiscal esta semana.
El déficit fiscal se fue profundizando en los últimos años hasta llegar al actual 3,6% del PIB.
Esto respondió a un estancamiento de los ingresos y a los aumentos que se registraron en los egresos (principalmente en años anteriores), que tienen su propia inercia y no se pueden reducir fácilmente. El 50% está compuesto por pasividades y remuneraciones, 29% son transferencias (Fonasa, asignaciones familiares, seguro de desempleo, AFAPs, etc) algunos no se pueden modificar y otros no se quieren modificar. Del lado de los ingresos, el 57% es recaudado por la DGI, siendo la mitad por IVA y 15% por IRPF e IASS, son ingresos variables que dependen de la actividad del país, cuando la actividad se retrae los ingresos caen y se hace más difícil reducir el déficit fiscal. Esto lo vengo advirtiendo en todos los informes de coyuntura. Así es que llegamos a un ajuste fiscal por un monto de US$ 500 millones compuesto por –según el gobierno- US$ 150 millones de reducción de gastos y US$ 350 millones de aumento de impuestos. En un momento como el actual, en el que hay una fuerte desaceleración y el contexto internacional no ayuda, un ajuste fiscal afecta las expectativas, el consumo y el ahorro. Era necesario lograr una mejora de las cuentas pero todavía hay mucho por hacer en gasto superfluo o poco eficiente. De todas formas, lo mejor hubiera sido no llegar a esta situación, no generar gastos fijos con ingresos que no eran permanentes, o realizar el ajuste antes cuando todavía el impulso del crecimiento venía alto.
Para finalizar les comento lo mismo de siempre hay materias pendientes que dependen principalmente de nosotros como país: mejorar nuestra competitividad, productividad, reducir el costo país, contar con mayor innovación y eficiencia (en particular en el Estado), mejorar nuestra inserción internacional, potenciar nuestra infraestructura y educación, generar más inversiones y empleo (de calidad) y tener una visión de futuro consensuada con una estrategia de desarrollo basada en la exportación. Esos desafíos siguen allí y es necesario trabajar en ellos pero ahora con una mochila más pesada.
Fecha: 31/05/2016